Burnichón ponía fervor en esas plaquetas que elaboraba con empeño y repartía gratuitamente entre sus conocidos, siempre traía algo impreso de un poeta salteño o de un dibujante tucumano o santafecino que no conocíamos. Fue así que realizó una con mis dibujos a la que llamamos Los infiltrados (esta era otra palabra muy en boga en esos días.)
5.10.10
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