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28.11.11

The end

El fin de la mentira- acuarela y lápiz sobre papel- Luis Scafati

El acta de defunción de la pintura se ha hecho sin verdadero respaldo legal, sin sellados y sin las gestiones pertinentes ante la Dirección General de Cementerios para dar legítima sepultura a un real difunto.
 Faltó por otro lado, el responso y la retórica despedida de los concretos restos mortales. Marcel Duchamp, en tiempos del dadaísmo había ideado un lúgubre ataúd para alojar el futuro cadáver de la pintura. Pero la bestia no muere y es ella la que asiste a todos los entierros de los Duchamp que van naciendo.

Berni, escritos y papeles privados- Temas Grupo Editorial

1.9.11




  1. Estamos hartos de que solo opinen “gurús” y expertos. Opinemos libremente, es tiempo de reírnos en público de los estrambóticos montajes, de las cosas pretenciosas y ridículas que los artistas, comisarios y políticos presentan como arte.
  2. Estamos hartos de la consigna interesada de que el arte y la pintura han muerto. Estamos hartos de que el dinero público se destine al sufragar actividades extravagantes propias de atracción de feria, que restan seriedad al arte y a los artistas que queremos trabajar con seriedad.Estamos hartos del anti-arte. Partiendo de una idea jocosa de Duchamp el anti-arte es hoy el arte oficial, justo el enemigo contra el que se acuñó el término. Duchamp rechazaba que sus Ready-made se tomaran como arte.

19.3.10

-Es muy importante construir una imagen de si mismo, lleve siempre un libro de Jean Baudrillard en una mano (no intente leerlo, no es para ud.), en cualquier oportunidad hable de Duchamp como si se tratara de su tío, declárese discípulo de Joseph Beuys, no importa si ignora de quién se trata.

29.11.08


Muchas veces, eso que vemos en los museos, son las sombras que refiere Platón en su alegoría de la caverna.
Il vero arte está en la calle, solo necesitás sacarte los anteojos de prejuicios que años de educación te pusieron.
Por ejemplo estas construcciones, que no se hicieron con un fin estético sino funcional, acaso no son más bellas y contundentes que muchas esculturas prestigiosas que languidecen en ferias de artes y galerías.
Expresan con fuerza el espíritu de la época. Poseen fuerza porque tienen claridad de concepto.
Seguramente un día, un Duchamp trasnochado, querrá meterlas en un museo, como quien se encorseta un traje de fiesta que le aprieta por todos lados. Entonces perderán esa magia y se convertirán en un objeto estúpido que segrega teorías como la famosa rueda de bicicleta.
La sabiduría popular no se equivoca: “Helarte es cagarte de frío”.