Según lo expresara Carl Jung, todo lo que nos rodea
alguna vez fue una fantasía en la mente de un hombre.
Esta
note-book, ese sombrero blanco, el frasco con agua, el cuaderno, el cuchillo,
esos pinceles, los lápices, esta casa…todas fantasías de mentes ociosas.
Fantasías los
aviones, los caminos, los misiles nucleares, la sonda Voyager.
Sueños que se
hicieron materia.
Probablemente sea
una clara referencia a esto el mito griego de Pandora, diosa de la invención,
enviada por Zeus a la tierra como un castigo.
Cuenta Hesiodo
en” Los trabajos y los días”, que al abrir Pandora su caja de
nuevas maravillas, “esparció dolores y males entre los hombres”
Al lado de una
planta nuclear o un submarino atómico, mis fantasías concretadas en estos
pequeños cuadernos o en papeles que el tiempo comenzó a desgastar, son casi
nada. Apenas el sueño de un sueño. No son tan útiles como tu cepillo de dientes
o el colectivo 126, pero ahí están.