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6.3.12

Fantasias



Según  lo expresara Carl Jung, todo lo que nos rodea alguna vez fue una fantasía en la mente de un hombre.
Esta note-book, ese sombrero blanco, el frasco con agua, el cuaderno, el cuchillo, esos pinceles, los lápices, esta casa…todas fantasías de mentes ociosas.
Fantasías los aviones, los caminos, los misiles nucleares, la sonda Voyager.
Sueños que se hicieron materia.
Probablemente sea una clara referencia a esto el mito griego de Pandora, diosa de la invención, enviada por Zeus a la tierra como un castigo.
Cuenta Hesiodo en” Los trabajos y los días”, que al abrir Pandora su caja de nuevas maravillas, “esparció dolores y males entre los hombres”
Al lado de una planta nuclear o un submarino atómico, mis fantasías concretadas en estos pequeños cuadernos o en papeles que el tiempo comenzó a desgastar, son casi nada. Apenas el sueño de un sueño. No son tan útiles como tu cepillo de dientes o el colectivo 126, pero ahí están.


17.1.12

Tiresias




Y esa tarde mientras escuchábamos la lluvia,  inspirada la mano de dibujar se movía como un autómata, elegía los colores, se acercaba y se alejaba en una danza secreta mientras yo era solo un espectador, un oscuro espectador que veía revelarse en el papel el retrato de esa mujer que estaba  frente a mi como una aparición.

Tiresias es su nombre, es ciega pero tiene otras visiones.
 

Alguna vez Tiresias fue un señor que se cruzó con dos serpientes apareándose (un espectáculo de alto voltaje erótico), en un rapto de puritanismo las separó.
Entonces se le apareció la diosa Hera y lo convirtió en mujer.
 Dicen que pasó siete años dedicada a la prostitución (iba a decir al oficio-mas-viejo-del-mundo pero recordé que ese oficio es el de dibujante).
Pasó el tiempo. Una tarde Hera y Zeus, discutían quien experimentaba mas placer sexual, ella decía que el hombre y el decía que la mujer.
Buscaron el arbitrio de Tiresias que había conocido los dos sexos en cuerpo y alma.
 Tiresias no dudó, dijo que la mujer gozaba diez veces mas que el varón.
Si había algo que no le gustaba a Hera, era perder una discusión, entonces la dejó ciega. Zeus la compensó dándole el don de la profecía.