Seguidores

Mostrando las entradas con la etiqueta proceso. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta proceso. Mostrar todas las entradas

23.12.10


Pero no es casual que hoy te muestre estos dibujos que hace un rato encontré en un sobre e inmediatamente se anexaron a este momento, aunque no creo en las casualidades, algo, llamémoslo instinto, a veces produce estas coincidencias.
Como todos saben, en Argentina, los que ya no nos cocinamos al primer hervor, nos tocó vivir  una época pavorosa que se llamó “el proceso”.


Muchos amigos y conocidos perdieron la vida, fueron torturados, sufrieron cárcel, persecución o exilio.

Esto sucedió hace ya más de treinta años. Los aberrantes criminales y ladrones, quedaron impunes.
 Amparados por el beneplácito de algunos civiles (políticos, periodistas) quienes  proclaman  que hay que mirar el futuro y  olvidar.

 Ayer fue  un día histórico, finalmente se hizo justicia, el genocida Jorge Rafael Videla, uno de los cabecillas  del terrorismo de estado fue condenado a prisión perpetua a cumplir en una cárcel común.


 Mi natural escepticismo fue sorprendido, nunca pensé que llegaría este día, un regalito de Papá Noel. A partir de hoy no sentiré vergüenza de la justicia de mi país.




24.3.10

El proceso

Una tarde de invierno de 1976 iba en el colectivo que me llevaba a artes, era la siesta, el sol entraba por las ventanillas y nos adormilaba.

Atiborrado de estudiantes, unos a letras, otros a medicina o ingeniería en ese bullicio envolvente iba pensando en la escultura que modelaba en arcilla, era una figura sentada en una silla transparente, estaba en ese punto del trabajo que se va desarrollando solo, uno es la mano que trabaja y el primer testigo de eso que aparece.
Estaba en mi último año, me faltaba rendir cinco materias, pero en ese instante la única que me preocupaba era escultura, esa escultura.

Al llegar al campo universitario el colectivo se detuvo, subieron tres militares con sus armas en la mano uno llevaba un papel, la rutina era pedir los documentos de identidad. Después de verificar mi documento en la lista que llevaba en la otra mano me dijo que bajara.
-¿Por qué?-pregunté-Ud. no puede entrar.-respondió fuerte y lacónico el milico, como si yo estuviera a veinte metros .

Tres o cuatro pibes fuimos bajados en la entrada del campo universitario, abajo había una patrulla del ejército Argentino, todos armados como para un inmediato combate. Me acerqué al comandante.-Tengo que devolver estos libros en la biblioteca. Le dije señalando el bolso que cargaba en mi espalda.-Ud. señor ha sido expulsado, por lo tanto circule (circule era una palabra muy usada en la jerga milica).


Días después me llegó una papeleta donde se me informaba escuetamente que había sido expulsado de la facultad de Artes Plásticas por “supuestas simpatías con movimientos subversivos”.
Ese fue el argumento inexpugnable e inapelable que me cerró las puertas a la universidad.

Esto sucedía en un marco de horror, todas las noches patrullas de enmascarados (“grupos de tareas” del ejército Argentino) entraban por la fuerza en las casas y se llevaban a los jóvenes que alguna vez tuvieron la osadía de tener una idea política, los torturaban, los encerraban o desde un avión (del ejército Argentino) los tiraban al río de la Plata.
Fueron 30.000 “desaparecidos” eufemismo por asesinados. El único periódico que se animó a decir algo de lo que sucedía fue el Buenos Aires Herald, los demás miraban y consentían en silencio.
Hoy 24 de Marzo es otro aniversario de aquel terrible “Proceso”.