”Seres sobrenaturales de la cultura popular argentina”, era el título, una modesta edición de bolsillo que inmediatamente adquirí.
Desde niño me atrajeron las historias de aparecidos, que generalmente se contaban de noche y en vos baja. Cuantas veces, en algún campamento en la montaña, junto al fuego en el silencio de la noche, comenzó a circular el relato sobre el Futre o el soldadito de plata y el miedo se instalaba en nuestros corazones.

Hasta que un día me llaman de editorial Emecé, proyectaban un libro y me proponen ilustrarlo, un libro raro, me advierten, “Seres mitológicos Argentinos”, así se llama, obra del escritor Adolfo Colombres.
La sorpresa fue grande cuando comprobé que era el mismo libro que esperaba en mi biblioteca, ampliado y corregido por el mismo autor.
Pensé que ante mi fiaca, fueron estos seres quienes cansados de esperar, urdieron esta convocatoria para ser retratados.

Después los dibujos comenzaron a aparecer inspirados por la lectura del texto de Columbres. A veces podía imaginarlos recortados con total claridad, otras eran un aspecto del paisaje o apenas los distinguía, como una antigua fotografía.