Supongo que es lo que le ocurrió a Joyce (que tenía una gran fascinación por los escritores franceses como Maupassant, como Flaubert), con sus primeros textos naturalistas, donde esto aparece. Y es el caso de Onetti con Faulkner, que Faulkner, a su vez, tiene con otros escritores. Por ejemplo si planteamos que Onetti y Faulkner son escritores con territorio, también lo era Flaubert que en sus libros (salvo el caso, obviamente, de Salambó) hay una especie de saga normanda. También es el caso de Balzac. El tamaño de la unidad que ellos eligen es una cosa, pero hay una especie de coherencia espacio-temporal. Hay una tradición. Podemos decir que también existe en Cervantes. Y podemos considerar al Quijote como una serie de novelas que tienen unidad espacio-temporal. La serie de episodios de las aventuras de Don Quijote están unidos por un espacio-tiempo muy delimitado.
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13.4.10
27.11.08
“Las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres, pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias.”
Fue una tarde en que nevaba cuando leí esta frase que puso Cervantes en boca de Sancho.
Estaba en mi refugio de Vistalba ilustrando el Quijote.
Solo una rata, que sabiamente eludía mis trampas, me acompañaba.
Hacía mucho frío, se sentía el aire cordillerano, una buena excusa para mantenerse enclaustrado.
A veces Vero y Toti, una pareja de amigos, aparecían con una botella de malbec y charlábamos junto al fuego.
Mientras leía el Quijote, no podía dejar de pensar que había sido escrito en la celda de una prisión por un señor manco que tenía la misma edad que yo en ese momento.
Un texto que atravesó 400 años y aún respira.
Fue una tarde en que nevaba cuando leí esta frase que puso Cervantes en boca de Sancho.
Estaba en mi refugio de Vistalba ilustrando el Quijote.
Solo una rata, que sabiamente eludía mis trampas, me acompañaba.
Hacía mucho frío, se sentía el aire cordillerano, una buena excusa para mantenerse enclaustrado.
A veces Vero y Toti, una pareja de amigos, aparecían con una botella de malbec y charlábamos junto al fuego.
Mientras leía el Quijote, no podía dejar de pensar que había sido escrito en la celda de una prisión por un señor manco que tenía la misma edad que yo en ese momento.
Un texto que atravesó 400 años y aún respira.
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