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23.10.12

Madres



Estos dibujos pertenecen a una serie que realicé sobre un tema que nos duele, las Madres de la Plaza. Esas mujeres que durante años se reúnen todos los jueves en su peregrinación, fueron perseguidas, asesinadas, traicionadas, pero continúan su gesta.
Hoy son un símbolo.
 Creo que un artista es una caja de resonancia, de las circunstancias que le tocan vivir. Al menos esto es lo que me pasa.
 Mi instrumento es el dibujo, aunque a veces siento que el instrumento soy yo.
Cuando realizaba estos dibujos no podía dejar de pensar en la Piedad, en Kathe Kollwitz en mi propia madre…
Se que es un tema duro, doloroso, pero pienso que necesitamos limpiarnos de todo ese pasado, sacándolo  a la luz. Casi como una medicina, un mantra que nos alivia.
Imágenes que, nos guste o no, pertenecen al tiempo que nos toca compartir.
Durante siglos hemos visto la imagen de un joven crucificado, salvajemente herido y torturado, hasta transformarla en un símbolo, la cruz.

15.8.09

Kathe Kollwitz

“Yo fui revolucionaria, en mi niñez y adolescencia soñé con revolución y barricadas.
Si ahora fuese joven, seguramente sería comunista. Todavía hay algo que me sigue atrayendo, pero tengo más de cincuenta años, pasé la guerra, vi morir a mi hijo Peter y miles de otros muchachos como él, estoy espantada y conmovida por todo el odio que hay en el mundo; anhelo el socialismo que deja que los hombres vivan.”
Esto escribió alguna vez Kathe Kollwitz , una artista extraordinaria.
Nació en Konisberg en 1867, fue autodidacta, en aquella época no se admitían mujeres en las academias de arte.
A los 24 años de casó con Karl Kollwitz, médico, que abre un consultorio en el norte proletario de Berlín.`
Publicó sus dibujos en la revista satírica Simplicissimus. Son admirables sus dibujos, sus aguafuertes y xilografías, como así también su obra escultórica.
Murió en 1945.En uno de sus diarios anota “Jamás trabajé fríamente…sino, por decirlo así, siempre con mi propia sangre. Aquellos que lo ven, bien han de percibirlo.”