Este es mi taller en Buenos Aires, un lugar donde paso gran parte del día.
A veces es un vivo kilombo, pero me gusta. Mi mesa de dibujo es el ojo de la tormenta, cuando estoy en pleno trabajo algunos objetos (lápices, cortantes, gomas, tijeras) desaparecen como si hubieran entrado en un agujero negro hasta que un día decido poner orden y los reencuentro.