La hermana, una señora muy jocosa, me contó muchas historias, la mayoría referidas al gran sentido del humor de Felisberto a quien le gustaba gastar bromas muy pesadas.
-Cuando murió- me dijo- no sé que pasó que no podíamos sacar el ataúd por la puerta, tuvimos que hacerlo por la ventana, es otra broma de Felisberto, yo pensaba.
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