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8.12.10

Despues de colocar el techo se hizo el tradicional asado con Chacho y toda su familia.


Conté con la pericia de tres albañiles, Chacho, Jonathan y David que seguían mis indicaciones  no sin asombro. Llegaron a la conclusión de que trataban con un loco de remate al que llamaban gentilmente don Luis, ese don sumaba fácilmente 20 años a mi edad, pero me eximía de explicaciones.
Admiro  el arte de colocar un ladrillo o revocar una pared, en ese aspecto disfrutaba observando. Mientras  las paredes de ladrillos y cemento crecian pensaba en lo frágiles que somos: carnes, grasas, sangre…vivimos pocos años y planeamos construcciones eternas.

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