Hicimos lugar para que la camarera apoye las tacitas.
—Mi amigo Hans Thom, al mando de su avión, bautizado Manizales esperaba a un costado de la pista, cargado de pasajeros y combustible, Hans era muy bueno volando trimotores.
—Usted debe haber sido muy joven, interrumpí.
—Tenía 16 años, era aprendíz de mecánico y estaba deslumbrado por el trópico. Luego de darle un sorbo a su café, agregó: el otro avión, el F-31, también un trimotor Ford, debía despegar primero. Su piloto y propietario Ernesto Samper Mendoza fue un pionero de la aviación venezolana pero con poca experiencia en volar trimotores. Eran aviones de mierda.
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