El dibujo, mezclado con los diarios, había ido a parar a manos de los cartoneros (quienes, a pié o en carros tirados por escuálidos caballos, recorren la ciudad juntando diarios viejos, cartones y botellas).Como estos desarman paquetes y clasifican su mercadería, y además habían tenido que ejecutar esas maniobras bajo la lluvia, el papel se había caído, y el viento o el azar lo habían llevado hasta mi casa.
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