Oskar Kokoschka ordenó hacer en Dresde una muñeca de tamaño natural…con el pelo largo y rubio. Y la pintó a semejanza mía. Así me lo contaron.
Kokoschka hablaba todo el día con esa muñeca, tras la puerta cuidadosamente cerrada…¡Me tuvo al fin como había querido tenerme siempre: como un instrumento sin voluntad y maleable, en sus manos!
Alma Mahler- Gropius-Werfel, Mi Vida
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