Entre esos esperpentos había dos que todavía le quitan el sueño, una era la señorita Pedernera, usaba un tapado gris y unos lentes ahumados alargados que le daban a su cara el aspecto de una mosca gigante.
Todavía Luisito puede sentir el puntero de la señorita Pedernera golpeando en su cabeza mientras le gruñía – “mijito baje de la palmera.” La señorita Pedernera era una agente de la GESTAPO dando clases en una escuela primaria.
11.8.10
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Amarcord
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