Tanto nuestra alma como nuestro cuerpo se componen de elementos que todos estuvieron ya presentes en la serie de antepasados.
Lo “nuevo” en el alma individual es la recombinación variada hasta el infinito de los ancestrales componentes, cuerpo y alma tienen por ello un carácter eminentemente histórico y no hallan en lo nuevo, en lo recién nacido, la adecuada morada, es decir, los rasgos ancestrales se encuentran en el propio hogar sólo en parte.
6.8.10
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