23.11.11
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Solo vivimos para el instante en que admiramos el esplendor del claro de luna, la nieve, la flor del cerezo y las hojas multicolores del arce. Gozamos del día excitados por el vino, sin que nos desilusione la pobreza mirándonos fijamente a los ojos. Nos dejamos llevar- como una calabaza arrastrada por la corriente del río- sin perder el ánimo ni por un instante, esto es lo que se llama el mundo que fluye, el mundo pasajero.
4 comentarios:
Fantástico Maestro. Seguramente va silbando bajito, en una tarde tranquilaza como decían en pueblo.
Jaime tanto tiempo, voy silbando los boliches nocturnos del maestro Alfredo. Un abrazo
Prece que el comentario que dejé ayer se perdió en la nada; diré ahora, pues, que me entusiasma; ¡fenomenal, Luis!
Que algo genere entusiasmo es lo mejor que nos puede pasar.
La palabra entusiasmo viene de estar con Dios.
Un abrazo
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