Casualmente (si bien no creo en las casualidades) abrí una carpeta con dibujos que hice mientras trabajaba en esa historia, los cuales no fueron publicados. Hoy te muestro estos dos.
Es que lo que finalmente queda, en este caso el libro editado, es la punta del iceberg de una parva de cosas que fueron parte de esa gestación.
De alguna manera el libro hoy, es patrimonio de todos. Lo otro, lo que no fue, es lo que nadie conoce (hoy lo descubren los seis lectores de este blog).
3 comentarios:
Desde luego me parecen soberbios. ¿Por qué no fueron publicados, si puedo preguntar, Luis?
Me alegra que te gusten Juan. En realidad no fueron incluidos estos como otros porque en mi primera visión los descarté. Los descarté por puras razones plásticas, no me conformaban. Pasado el tiempo, ya olvidé esas razones, es más, te diría que no entiendo porqué los dejé afuera. Es algo que me sigue pasando, cuando empiezo a ilustrar un libro me cuesta encontrar el tono en que lo haré.
Un abrazo
Bueno, el conde tendrá una larga vida, puedes meterlos en el próximo libro que ilustres sobre él.
El árbol merece un libro por sí solo.
Un abrazo.
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