1.9.11
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Solo vivimos para el instante en que admiramos el esplendor del claro de luna, la nieve, la flor del cerezo y las hojas multicolores del arce. Gozamos del día excitados por el vino, sin que nos desilusione la pobreza mirándonos fijamente a los ojos. Nos dejamos llevar- como una calabaza arrastrada por la corriente del río- sin perder el ánimo ni por un instante, esto es lo que se llama el mundo que fluye, el mundo pasajero.
1 comentario:
"la belleza es el objeto último del arte", vaya objetivo tan mediocre y cuadrado, no cabe duda de que las miradas también se vuelven rancias, a cierta edad uno se vuelve incapaz de valorar las nuevas propuestas artísticas (aunque esto no significa que todo lo "nuevo" o "conceptual" sea bueno).
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