Los cambios que se producen, a veces a pesar mío, aunque no lo parezcan son sutiles.
Alguna vez Walter Benjamín escribió: “En lo narrado queda el signo del narrador, como la huella de la mano del alfarero sobre la vasija de arcilla.”
Mal que nos pese, en todo lo que hacemos está nuestra huella, nuestro estilo, eso que seguramente no vemos porque somos parte de él.
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