En aquellos días firmaba Fati, mis hijos jugaban en nuestro estudio, Marta pintaba rayos de luz filtrándose en puertas misteriosas mientras inventaba otra nueva manera de preparar un plato de arroz, teníamos una salamandra que alimentábamos con ramas que recogíamos en un parque cercano, los sillones de mimbre vivían.
Todo es fugaz, sucede en tu mente, a nada te aferres, déjalo ser (remember The Beatles).
3 comentarios:
El sillón de mimbre. El sofá de cuero con botones.
¡Fantásticos!
Hola Blanco, si, esos artefactos donde la gente se sienta y tanto poner el culo se van haciendo casi humanos.
Juan, me alegra que esto te guste, un abrazo
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