Fueron varios meses de trabajo fecundo, un día entrego el laburo a los editores y queda el estudio como único testimonio, como un campo donde hubo una batalla, solo resta limpiar, ordenar y dejar que se vaya el ruido del fragor del combate.
Tuve suerte porque después de que fueran publicados hice una muestra con esos dibujos en Buenos Aires y un coleccionista (esos raros especimenes que de vez en cuando aparecen) me los compró todos.
30.9.10
Etiquetas:
libro ilustrado,
Martin Fierro
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2 comentarios:
Me retiro de la pantalla dispuesta a comer un montón de papeles y algún que otro grafito.
Un abrazo
rocio
Hola Rocio, bueno espero salgan buenas cosas...no dudes en mostrarlas, un abrazo.
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