Me pidió mi documento de identidad -no lo traje, me excusé poniendo cara de santo -pero tengo mi licencia de conducir, le dije.
-No señor, necesito su DNI o su cédula de identidad, respondió cortante. Imaginé un cuchillo de carnicero rebanándole el cuello y su cabecita rodando por el mostrador salpicando levemente mi encomienda.
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