Sufría depresión y alcoholismo, lo que lo llevó a suicidarse en su estudio en Monmartre, antes dejó un adios escrito con sangre a su amante Lucy Krohg.
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Solo vivimos para el instante en que admiramos el esplendor del claro de luna, la nieve, la flor del cerezo y las hojas multicolores del arce. Gozamos del día excitados por el vino, sin que nos desilusione la pobreza mirándonos fijamente a los ojos. Nos dejamos llevar- como una calabaza arrastrada por la corriente del río- sin perder el ánimo ni por un instante, esto es lo que se llama el mundo que fluye, el mundo pasajero.
2 comentarios:
Terrible y hermosa historia. Inevitablemente se relaciona con las "otras" historias de vampiros, supongo que por yuxtaposición, aunque la observación sigilosa, lo enfermizo, la sangre...
Veo que expones en Panta Rhei: ¿Vas a estar por allí? Sería bueno pasar y saludarte.
Creeme que es pura coincidencia, aunque no creo en la casualidad, tenés razón, ademá ese espejo es por demás elocuente.
Expuse hace mucho en Panta Rhei, que yo sepa por ahora no expongo.
Un abrazo Juan.
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