1.3.15
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Solo vivimos para el instante en que admiramos el esplendor del claro de luna, la nieve, la flor del cerezo y las hojas multicolores del arce. Gozamos del día excitados por el vino, sin que nos desilusione la pobreza mirándonos fijamente a los ojos. Nos dejamos llevar- como una calabaza arrastrada por la corriente del río- sin perder el ánimo ni por un instante, esto es lo que se llama el mundo que fluye, el mundo pasajero.
1 comentario:
En el siglo ventiuno los pintores observan las nubes si cabe mas aún que en el anterior porque la tierra cada día parece mas inhóspita.
Da la sensación de que la cabeza quiere subir a ese espacio pero la fuerza de la gravedad se le impide.
Como siempre, admirable trabajo, gracias.
Un saludo
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