5.10.14
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Solo vivimos para el instante en que admiramos el esplendor del claro de luna, la nieve, la flor del cerezo y las hojas multicolores del arce. Gozamos del día excitados por el vino, sin que nos desilusione la pobreza mirándonos fijamente a los ojos. Nos dejamos llevar- como una calabaza arrastrada por la corriente del río- sin perder el ánimo ni por un instante, esto es lo que se llama el mundo que fluye, el mundo pasajero.
1 comentario:
Maravillosos estos pajarracos!
Casualmente la vida me ha traído a una zona dónde los cuervos y las cornejas pueblan los cielos a su antojo.
Me acuesto y me levanto con ellas.
Son duras, intrépidas y atrevidas, tienen sometidos al resto de los pájaros, no hay quién les pise el poncho.
Curiosamente sólo he encontrado un nido a la vista, se ve que se van lejos a construir sus sólidas moradas.
Un abrazo desde los Balcanes.
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