Entre las “deformaciones profesionales” que me acompañan,
hay una que con el correr de los años se fue incrementando de manera notable.
Tengo en mi mirada lo que llamo el “efecto scaner”, o sea,
cuando observo a una persona, preferiblemente de sexo femenino, mi mirada la
desviste castamente, casi de manera automática.
Es como si las telas
y tejidos que la cubren se evaporaran, dejando ante mis ojos asombrados, un inquietante
cuerpo desnudo.
Esto, que puede parecer una fantasía con fuertes
connotaciones eróticas, no es otra cosa que el producto de mis largas sesiones
de estudio dibujando la figura humana.
Cualquier cosa que miramos con cierta intensidad, durante un
periodo largo de tiempo, comienza a “desaparecer” como eso que tan bien conocíamos
y estaba perfectamente etiquetado.
Hagan la prueba, observen su propia mano durante un periodo
extenso, un par de horas, verán que lentamente comienza a aparecer “algo” que
no coincide con eso que llamaban mano,
tal vez una especie de animalito con vida propia que sale de la manga de la
camisa.
Es hora que tome mi medicación, mañana seguimos.
1 comentario:
Ojalá nunca lo abandonen esas deformaciones profesionales, maestro, estos desnudos son extraordinarios, exquisitos, especialmente el primero. Efectivamente hay en ellos el despojamiento de todo abalorio visual, sólo queda la grandeza del trazo certero del dibujo.
Muchas gracias por mostrárnoslo, gracias por compartir!
Publicar un comentario