En la naturaleza todo es único, nada se
repite dos veces.
Esto
es algo que podemos comprobar si
observamos con atención, aunque es mas fácil pensar que ese árbol es igual a
aquel porque ambos llevan el mismo rótulo, un álamo.
Olvidamos que las palabras no son las
cosas.
Cuando dibujo, estoy mirando intensamente
el modelo, puede estar frente a mi o en mi memoria, desentrañando sus formas,
sus ritmos, su secreta geometría. Quiero compartir eso que descubro con quien
mira un dibujo que hice. Mi mente apunta en esa dirección y todo mi esfuerzo es
hacerlo visible.
Mi ojo no registra como una cámara
fotográfica, eso no me interesa. No es un hecho mecánico, está influido por los
humores que me circulan en ese momento, por una pintura que amo o la música que
me acompaña.
Por estos días trabajo (entre otras cosas)
con pájaros. Esos extraños seres que nos acompañan aunque a veces ignoramos.
Conozco mucha gente ansiosa por contactarse con
“extraterrestres” y no les mueve un pelo toda la variedad de seres que los
circundan.
Cuando miro un cóndor planeando silencioso
entre los cerros, haciendo círculos en el vacío, trato de imaginar esa mente
que desde allá arriba percibe el paisaje donde soy algo que camina mientras admira esa
geometría que sin saber está trazando.
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