10.4.14
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Solo vivimos para el instante en que admiramos el esplendor del claro de luna, la nieve, la flor del cerezo y las hojas multicolores del arce. Gozamos del día excitados por el vino, sin que nos desilusione la pobreza mirándonos fijamente a los ojos. Nos dejamos llevar- como una calabaza arrastrada por la corriente del río- sin perder el ánimo ni por un instante, esto es lo que se llama el mundo que fluye, el mundo pasajero.
1 comentario:
Cuando la maestría en el trazo no tiene vacilaciones y la huella es limpia, espontánea, apasionada; la obra se resuelve de manera rápida, con toda la belleza del instante.
Como en este caso, sobre todo en la segunda que es particularmente deliciosa.
Esos pliegues del traje, ese ramo de magnolias que imagino...
Felicitaciones otra vez!
Por cierto ese lugar donde ud vive debe ser magnífico para crear.
Saludos cordiales.
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