Un día, el gran
maestro Rinzai, caminaba tranquilo como caminan los maestros Zen, al cruzar un
puente se encontró con un monje quién le preguntó cortésmente: “¿Cuán profundo es el río del Zen?” a lo
que Rinzai respondió “Averígualo tu mismo” y lo zambulló en el río.
El maestro Zen
no busca la respuesta en su memoria. No recurre a la lógica.
Las explicaciones, son burdos envoltorios de papel.
La pregunta
surgió porque estaban parados sobre un puente (probablemente por esto el monje
recurrió a la metáfora del río) seguramente desconocía que a los maestros Zen
no les gustan las metáforas sino la realidad.
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