Las academias
de arte, generalmente desvirtúan estos
conceptos, tan simples como obvios.
Los
planes de estudio, elaborados por esas
señoras en pantuflas de cualquier sexo,
pasan por alto lo elemental: aprender a dibujar.
Desconocen un método específico que permita desarrollar ese
conocimiento y verterlo sobre las cabecitas ardientes de los alumnos.
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