Me siento junto a una ventana donde la calle es una película en blanco y negro. Un mozo se acerca, pido una botella de cerveza.
La mujer me mira como si consultara una guía telefónica.
De pronto, un pequeño gesto, se acordó, deja escapar una vocecita destemplada:
-¡Hijo de puta!- farfulla entre unos pocos dientes - sabía que tarde o temprano te vería…hijunagranputa!
Miro hacia atrás pero no hay nadie, es a mí a quien le habla. Comió pintura, pienso mientras me evado a través de la ventana.
Viene el mozo con la cerveza, la dejo caer en la copa inclinada para controlar la espuma.
Sin querer la miro otra vez y nuevamente la vieja mastica un hijunagranputa, con todo el odio que puede segregar su vesícula biliar.
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