La casa de las fieras tiene algo estupendo
si sacude por la mañana los olores de la noche
Y desnuda de fatídicos ejemplos invita
a recorrer sus laberintos de hembra acorralada
Abre sus ventanas a la muerte
la casa de las fieras
para festejar los más temibles augurios
en su jardín de pinceladas verde mustio y malvones en desidia
Y te crecen pelos en los huesos al presentir sus historias
y la entraña te convida sus deleites
de exitosa bestia empedernida en su lujuria
La casa de las fieras y su pérgola de escarnios
Encendiendo a los intrusos sus faroles de proezas
Matarife tiritando en lustroso cristal de anís
Una madre enredadera y un sudor de cría abandonada
Todo, todo en la casa de las fieras
Un domador, un saltimbanqui, un sacerdote de miseria
y un trapecista de la noche devorado por los perros.
En la casa
Jimena Néspolo
Papeles cautivos
Cuadernos de poesía
Ed. Simurg 2002
9.12.09
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