Siento que si hay algo que se llama arte, es justamente esto, en la calle, a la intemperie, irradiando una energía potente, mezclada con lo cotidiano. El humo de los colectivos, los carteles comerciales, el ruido de los vendedores ambulantes, tus preocupaciones y deseos, todo mezclado como en una sopa.
Una suculenta sopa que te quita el frío y las penas.
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