Ayer fui invitado a dar una charla en la Escuela de Bellas Artes Lola Mora, un lugar espléndido, cuya arquitectura fue hecha para que fuera una escuela de artes, por lo tanto es un lugar privilegiado.
Me recibieron con la mejor honda, autoridades, colegas y amigos.
Ante un vasto auditorio hablé del dibujo y sus epifenómenos, firmé algunos libros, respondí algunas inquietudes, dibujé, y me cargué de toda esa energía que saben transmitir los jóvenes.
Como broche de oro nos visitó el master Antonio Pujía, un espíritu inquieto y generoso,
Solo me queda decir gracias.
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