Esta mañana mi correo de feis traía una carta que no pude
dejar de leer con asombro, ya que la historia que cuenta la recuerdo y me
emociona…después te cuento porqué.
A continuación y con el consentimiento del autor copio la
carta.
“Hola Luis, siempre fui un
admirador de tu trabajo, a tal punto que una noche de un 24 de diciembre del
2001 me ocurrió la mejor anécdota de mi vida, a pesar de los quilombos del
país, salí a trabajar con mi taxi, yirando por la av. Lacroze subo a un
pasajero el cual me indica el destino en la calle Hortiguera. Hablando de la
situación del país y de otras cosas, le pregunto por su profesión y me dice que
era artista plástico, yo le digo que también me gustaba dibujar y que mi
dibujante y artista preferido era Scafati, con emoción él me dice:¿a que no
sabés a dónde voy? No sé, le contesto. A la casa de Luis Scafati, y ahí te
conocí y esa noche mágica y con gran orgullo de conocerte me regalaste Tinta
China autografiado, te juro que me sentí
un pibe de nuevo, esos que leían Humor registrado y que seguía tu trabajo. Con
decirte que al llegar a la casa de mi hermana Cristina Ferreras que también es
artista plástica no podía creer lo que me había pasado, solo cuando le mostré
el libro me creyó. Estimado gran artista Luis, todavía recuerdo esa noche como
la mejor de mi vida, un saludo, Eduardo Ferreras.”
Aquella lejana noche buena del 2001, quien venía a comer con
nosotros era el querido troesma Roberto Páez, todavía lo puedo ver subiendo las
escaleras junto a Eduardo, a quién no conocíamos y contarme la historia que hoy
refrescó Eduardo.
Roberto partió aunque todavía seguimos charlando, nunca más supe de
Eduardo hasta esta carta.
Son pequeñas historias que nos van construyendo.