“Escribí siempre en redacciones
estrepitosas, acosado por la obligación de la columna cotidiana. Cuando se
tiene algo que decir, se escribe en cualquier parte. Dios o el Diablo están
junto a uno dictándole inefables palabras. Crearemos nuestra literatura, no
conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad
libros que encierran la violencia de un cross a la mandíbula.”
Alguna vez me sentí reflejado en estas
palabras de Roberto Arlt.
Todo lo que escribió está impregnado de eso
que llamamos vida.
Muchas
veces, mientras hacía mi “Mambo urbano” miraba a Buenos Aires a través de sus “Aguafuertes
porteñas”, también sus personajes siguen visitándome, los encuentro en el
abasto, en algún café de San Telmo o en una esquina cualquiera.
“El jorobadito”
es una historia que leí en diferentes épocas de mi vida, y siempre disfruté el
humor de sus decires o me dolió la trágica soledad de esos seres.
Cuando ilustré está historia, los dibujos
salían solos, parecía que habían estado encerrados en un frasco de tinta y fluían
a través de mi pluma. Salieron simples y contundentes, como un “cross a la mandíbula”.
2 comentarios:
Y cómo han salido apreciado Luis!!! estas ilustraciones del Jorobadito son verdaderas joyas, creo definitivamente que fue poseído por Roberto Arlt, sé de lo que le hablo, a mi me pasó con Blossfeldt y ahora con el Winterreise de Schubert.
Bien lo describe con pasión: "los dibujos salían solos, parecían que habían estado encerrados en un frasco de tinta y fluían a través de mi pluma..."
Arlt estuvo siempre ahí, en cada etapa de vida.
Una maravilla en toda regla, para Arlt, para Ud y para nosotros que los contemplamos asombrados.
Gracias!!!!
La segunda imagen es fascinante, no sé por qué el personaje me remite a mi amado Juan Carlos Onetti, ese rostro tan expresivo y loco, ese apuntar con la pistola devoradora.
Los ojos son iguales que los de Onetti en esa fotografía tan emblemática de él en la cama, donde mira y nos apunta a todos con el revólver.
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