Muchos programas
“culturales” en la tele, parecen programas de humor, no puedo dejar de reírme como loco. Partimos de esa concepción vernácula de la “alta cultura”, donde
todo es engolado, tan serio que da risa, tan elevado y lejano.
¡Es la tilinguería con
títulos la que pilotea el acontecer cultural en Argentina.!
En un canal especializado
en el tema, canalá , he visto varias veces un programa imperdible, se llama
Marchand.
Me desternillo de risa, el esquema es este:
una persona decide iniciar una colección de pintura, por lo tanto visita
diversas galerías donde se exhiben cuadros. Como si fuera un realyti la cámara
lo acompaña por diferentes galerías de arte, donde los marchands o dealers, lo
asesoran al respecto. Los argumentos de
estos tipos para vender un cuadro rozan lo surrealista. “Tenés que pensar que
para invertir en una obra, debés apuntar a los consagrados, eso te asegura que
cuando necesites vender ese cuadro por
equis motivos fácilmente encontrarás una acogida en el mercado” aconseja,
suelto de cuerpo, uno de estos personajes , mientras saca de trastienda un
cuadrito ignoto.
Todo gira en torno a la
inversión, la cotización, la trayectoria, el mercado.
¡Cuanta mentira¡
Si querés invertir, le
diría yo a ese “comprador” comprate un Van Gogh, pero con cuatro mil dólares no
podés empezar a hablar.
Si querés ser
coleccionista, primero tenés que calentarte con algo, no consultar lo que te
conviene.
Deberías preguntarte qué
te gusta, abrir los ojos y el cuore, sentir algo.
Pero claro, soy un burro,
me tomo en serio un programa de humor. Pardón!