Su mesa de dibujo me atraía como un imán, esto es dibujar pensaba al ver lo que estaba haciendo. Husmeaba su frondosa biblioteca, nunca conocí otra más completa, libros de pintura, de fotografía, de dibujo, de máquinas, de animales, de circos, pasaba horas mirando libros mientras charlábamos, después me proponía ir a comer, con la felicidad de una fiesta.
9.6.10
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Roberto Páez
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