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22.7.09

Bella-sartes

Cualquier párvulo que ingresa a bella-sartes cree ser un diestro conocedor del lápiz o la pluma, porque son instrumentos que usó desde muy niño para la escritura.
Algunos profesores lo alientan en su ignorancia argumentando que lo importante es que se exprese con libertad.


Es así que lo someten a sesiones donde debe dibujar prismas de yeso o señoras desnudas. Hasta ahí llega la “enseñanza” del dibujo.
Pensemos en alguien que quiere aprender música, le damos un violín y le decimos que se exprese con libertad.
Como es obvio, sin conocimiento no hay libertad posible.

Una cosa es escribir con un lápiz y otra, muy distinta es dibujar con ese mismo lápiz.
Cada herramienta requiere una técnica a la que no es fácil acceder.
Cualquier habilidad es una práctica entrenada.

Escribimos con el movimiento de la mano, pero cuando dibujamos, además de la mano usamos el brazo, el cuerpo y ciertas zonas del cerebro que no intervienen en la escritura. El tacto y el movimiento físico son también fuentes de conocimiento.


Estamos hablando de técnica, para hacer cualquier cosa artística es necesario adquirir una técnica, aunque ojo, se crea a través de la técnica, no con ella.
Por eso, pienso que la enseñanza de lo artístico debería comenzar por lugares más modestos, como sacar punta a un lápiz, aprender a tomar una pluma etc.