Antes de dejarlo en el anaquel de donde lo saqué volví a recorrerlo y me gustó más, “alguna señora gorda lo comprará y lo pondrá en la mesita del living”, pensé resignado.
Pero en la legión de seres que me habitan, hay un guerrillero-kamikaze que me compulsa a rebeliones de bolsillo que a veces me sorprenden.

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