
24.12.09
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Solo vivimos para el instante en que admiramos el esplendor del claro de luna, la nieve, la flor del cerezo y las hojas multicolores del arce. Gozamos del día excitados por el vino, sin que nos desilusione la pobreza mirándonos fijamente a los ojos. Nos dejamos llevar- como una calabaza arrastrada por la corriente del río- sin perder el ánimo ni por un instante, esto es lo que se llama el mundo que fluye, el mundo pasajero.
3 comentarios:
¡Fantástico!
Yo, a menudo tengo un sueño (pesadilla más bien) en la que tengo que atravesar en el metro (subte decís vosotros) un Madrid que no es Madrid y cojo (agarro decís por allí) una línea que no lleva a donde suele y me deja en un intercambiador imposible; todo es familiar pero no acaba de encajar. Quizás sea Madrid en la superficie y Buenos Aires bajo tierra, no sé.
Un abrazo y ¡feliz Navidad, Luis!
Madrid es una ciudad dura con los débiles, pero si resistes no querrás marcharte nunca.
Saludos y que el año próximo te traiga todo lo bueno.
Juan Álvaro tu sueño me recuerda un cuento de Julio Cortázar que en este momento se me escapa.Un abrazo Argento.
Mercedes, amo Madrid,siempre que puedo vuelvo, lo mejor para uds. el próximo año.
Publicar un comentario