¡Os maldigo, oscuros venenos,
blanco sueño!
Este jardín tan extraño
de árboles crepusculares
llenos de serpientes, mariposas nocturnas,
arañas, murciélagos.
¡Forastero! Tu sombra perdida
en el crepúsculo,
un corsario sombrío
en el salino mar de la tristeza.
Revolotean blancos pájaros al borde de la noche
sobre ciudades de acero
que se desploman.
George Trakl
Canción del solitario

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