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Solo vivimos para el instante en que admiramos el esplendor del claro de luna, la nieve, la flor del cerezo y las hojas multicolores del arce. Gozamos del día excitados por el vino, sin que nos desilusione la pobreza mirándonos fijamente a los ojos. Nos dejamos llevar- como una calabaza arrastrada por la corriente del río- sin perder el ánimo ni por un instante, esto es lo que se llama el mundo que fluye, el mundo pasajero.
2 comentarios:
guau, yo siempre me acuerdo de que mi abuela me traía todos los votos políticos que encontraba para que yo dibuje atrás. Fue lo mejor que pudo haber hecho con eso mi abuela. ajja. Me gustan mucho tus ilustraciones. Compré el libro de Colombres y quedé maravillada con esos trazos y salpicones.
Gigi lo tuyo es una vera metáfora, no fueron votos perdidos.
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