Martín Figueroa, uno de los visitantes, rescata el viejo arte del filete, me regaló este bello trabajo que hizo especialmente.

Solo vivimos para el instante en que admiramos el esplendor del claro de luna, la nieve, la flor del cerezo y las hojas multicolores del arce. Gozamos del día excitados por el vino, sin que nos desilusione la pobreza mirándonos fijamente a los ojos. Nos dejamos llevar- como una calabaza arrastrada por la corriente del río- sin perder el ánimo ni por un instante, esto es lo que se llama el mundo que fluye, el mundo pasajero.
2 comentarios:
Hola Luis! Soy Diego Giribaldi, uno de los que no pudo ir el otro dia. recibí sus saludos y me alegre mucho por un lado. Por el otro me dio pena no haber podido ir a conocerlo.
Ya nos conoceremos en un futuro cercano. Le mando un abrazo.
No faltará oportunidad don Diego, habrá mates y facturas.
Publicar un comentario