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15.12.08

La recorro con mis manos, es una buena oportunidad para el tacto, el más reprimido de los sentidos.
¡No tocar!, es casi un mandamiento bíblico.
¿Cómo vas a comprender un volumen sin tocarlo?
¿Acaso podrías hacer el amor sin tocar a tu pareja? Aunque hoy todo es virtual, no me extraña que lo hagas.
Recuerdo una muestra de las extraordinarias esculturas de Marino Marini en Berlín.Por supuesto no me alcanzaba con mirarlas, debía tocarlas, un guardia con cara de lunático me seguía, que alivio debe haber sentido cuando me fui.